sábado, 14 de septiembre de 2013

El soldado más valiente es siempre el soldado desconocido

Es extraño pensar
que cada uno de los que vuelven
del frente de batalla
sea una de las formas
que tiene tu regreso.

Cada uno ofrendándome,
en este caluroso verano interminable,
algo de ti.

Está el que trae una moneda,
moneda que guarda
dentro de una biblia sin tapas.
Otro que viene con tus pequeñas manos
(manos que nunca me gustaron
pero que no dejan de acariciarme).
Incluso hay uno
que me entrega tu voz
envuelta en una vieja carta
que habla del hogar perdido.

Cada uno de estos derrotados
me dice que esperarte
no es en vano.

Y así continúo
de pie en la puerta
mirando
el camino rojo polvoriento
por el que sólo baja
un río de hombres
barbudos y andrajosos.

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